Las peores 10 películas dominicanas y las 10 mejores películas de la historia

Hacer esta selección de diez películas dominicanas que no debieron filmarse como lo fueron no es una labor grata. Al contrario, nos desgarra, pero es tiempo de comenzar a ver los errores cometidos para elevar los criterios y recoger experiencias. 

Adicionalmente, nos hemos encontrado con un top de las 10 mejores películas de la historia, publicado por el portal Taringa,com, que invitamos a ver.  Fue realizado por votación de los visitantes del portal, que no siempre tienen el criterio de la crítica especializada. Evidentemente que es una lista de "gustos" más que una relación estrictamente realizada.
Este otro top,. tambien realizado por encuestas por el crítico español Nicolás Ramos Pintado, tiene las mismas características, pero tambien orienta bastante y ofrece información y traillers de producciones que deben ser vistas alguna vez en la vida. 
No estamos de acuerdo por la ausencia  en ambos tops de algunas de las cintas y el predominio de algunas producciones muy comerciales, dejando fuera verdaderos clásicos. al incluir las sinopsis y traillers de las producciones indicadas.

Volviendo al tema de las dominicanas, hay que establecer que  tiempo en que estaban seguras  las ventas en boletas de una película por ser dominicana, han partido definitivamente. Ahora la gente acude ahora a una película si la considera buena, con valores acordes con el papel del cine,, sin importar mucho la banderita nacional que exhiba.

Con casi 20 años de una producción de cine más o menos permanente, la gente ya es selectiva y muchas veces ha dejado las salas vacías porque el producto que  se les ofrece simplemente no satisface, o no es bueno, o no tiene sintonía con las condiciones sociales en que se estrena. Su “momentum” no siempre es debidamente ubicado.

Todo se reduce a ampliar el concepto  del guión. A ser capaz de someterlo a la crítica y asesoría previa a rodar la primera escena.

¿Cuál es el problema?

El asunto de la mala producción fílmica dominicana se reduce a dos factores: la debilidad en la estructuraciones del guión y directores que se enamoran de sus proyectos y anteponen esa pasión (a veces irracional) al criterio profesional que les conduzca a consultar y curar el concepto por parte de profesionales que probablemente le indicarán errores y deficiencias que no resultará nada fácil aceptar para esos directores, ensimismados por la fascinación de lo creado.

Combinados ambos factores (malos guiones y directores personalistas enamorados de lo que escribieron) lo que resulta finalmente es un homenaje a lo que nunca debió haberse filmado así bajo ningún concepto.

No es grato ni agradable la auditoria  de  errores y desaciertos fílmicos de los proyectos de cine llevados a pantalla, ni ningún director (muchos de los cuales no quisiera que nadie les recordada el fracaso que tuvieron ni que aparezca en su curriculum el titulo que se han empeñado en olvidar)

Cuales son la diez películas, a nuestro juicio, que nunca debieron llevarse a pantalla como lo fueron (prefiero usar ese término y no el sensacionalista de “Las 10 peores películas dominicanas de todos los tiempos”, son:

1.     La casa del km 5 (Omar Javier)

2.     Lío de Falda (Miguel Vásquez)

3.     Código 666 (Elías Acosta)

4.     Éxito por intercambio (Miguel Vásquez)

5.     Para vivir o morir (Radel Villalona)

6.     El Caballero de la media noche (Jimmy Sierra)

7.     Lilís (Jimmy Sierra)

8.     Víctimas del Poder (J. Lendeborg)

9.     Andrea (Rogert Bencosme)

10.    Lascivia (Hermanos Bencosme).

Caso por Caso

1.     La casa del km 5 (Omar Javier).Terror. Su principal defecto radica en el concepto mal concebido, peor escrito y llevado a pantallas rompiendo los patrones del buen juicio.

2.     Lío de Falda. Aun cuando es sinceramente hipolistita y finalmente transmite un mensaje positivo sobre este político, su guión no fue bien concebido y tiene matices de mal gusto, desperdicio de recursos técnicos mal empleados, con errores de ortografía de los títulos. No obstante y para sorpresa de quienes tienen en la mirilla a su director, sus ventas se han disparado sobre todo a nivel de ppúblico popular.

3.     Código 666. Un tema oportunista mal llevado con un guión excesivamente parlamentarista que desaprovechó el talento de los actores al exponerlos a largos diálogos, afectando el ritmo.  Un error impropio de un buen director como es Elías Acosta.

4.     Éxito por intercambio. Fue el primer gran error de Miguel Vásquez, que procuraba, en base a un guión que pudo haber sido mejor, lograr impacto gracias al poder de atracción de las figuras del arte y las presentadoras de televisión (en ese momento muy de moda).

5.     Para Vivir o Morir, tan mala que debieron reconstruirla y ni así se logro un buen producto.

6.     El Caballero de la Media Noche. Sierra, nuestro amigo, no logra la clave para dar con buenos guiones y realización adecuada cuando se trata de ficción. Siendo como es uno de los fundadores de la tradición fílmica dominicana, parece que cuando es ficción, algo falla. Excelente en otras producciones audiovisuales (documentales sobre arte, series de reconstrucción  históricas y hasta cintas de animación poco conocidas) ya debería tener conciencia de cual es su fuerte y enrumbar por ahí sus talentos indiscutibles como creador audiovisual.

7. Lilís. Una producción de época que resultó muy abarcadora y demandante para pocos recursos. Un guión matizado por populismos, facilismos y hasta notas de mal gusto. Valido lo escrito en el punto seis.

8. Víctimas del Poder. Una producción de un director talentoso pero mal orientado al seleccionar un triller que no pudo realizar como era debido. Su guión, aceptable, no tuvo la consistencia realizadora que demandaba. No contó además con los recursos que demandaba su proyecto.

9. Andrea es el único éxito económico de las peores de todos los tiempos, lo que no significa que haya sido buena realización. Le faltó a una dirección actoral adecuada y cuidado profesional de sus efectos especiales.

10 Lascivia (Hermanos Bencosme) El regreso de Frankie y Robert Bencosme involucró un proyecto que debió representar una maduración de sus prácticas.